Oye el cantar del corazón

Oye el cantar del corazón...

Ese faro que guía barcos perdidos en la noche. 

Abandona tu orgullo, mujer de espuma,

Armadura de cristal que se quiebra con el roce del agua. 

Dime quién te dejó en mi orilla,

En este confín donde naufragan los sueños. 

Quiero perderme en ti,

Sumergirme en el océano de tu luz. 

En las plegarias de tus rezos,

Redes invisibles que atrapan la esperanza.

No te pierdas en otros mares,

Son solo espejismos en el desierto del alma. 

 Lares de jardines sin aroma. 

Aleja los hechizos que de mí te alejan,

Esa niebla borrando los caminos del regreso. 

Sigue la estela dejada por mi embarcación,

Es el hilo de plata que une dos destinos.

El olvido, invierno perpetuo en el jardín de la memoria,

No conoce la piedad, existe sin los besos,

Estrellas apagadas en el cielo del deseo,

Busca donde mi amor por ti renace. 

Huye el olvido, cuando mis suspiros,

Puentes de aire entre dos orillas lejanas, quiebran la distancia. 

Ahí, las olas y el viento,

Mensajeros que transportan cartas invisibles,

Te llevan mis reclamos.

Soy un soplo, brisa que talla esculturas en tu piel,

Palpando tu cuerpo noche a noche. 

Arrebujándote entre mis brazos. 

Mientras en la fuente del jardín, el agua canta

Cierra los ojos y oye la canción del corazón,

Río subterráneo que nunca deja de fluir. 

La luz, pincel que borra sombras del pasado, aleja dudas. 

Con amor, cada minuto juntos nos engrandece,

Alquimia que transforma el tiempo en eternidad. 

Sintiendo esa dulce espina,

Joya oculta en el rosal de la vida, la vida es nuestra. 

Llévame en tu mirada, ventana donde amanece el futuro 

Acógeme en tu aliento,

Dispersa y reconcilia nuestras diferencias,

Déjame gozar tu presencia este día,

Navegar por tus senderos esta noche,

Constelaciones que descubrir,

en cada noche de nuestro encuentro. 

Transfigura este puente de latidos,

Llévame al otro lado de la oscuridad,

Umbral hacia la fusión de almas. 

A donde yo soy tú y tú eres yo,

A donde únicamente somos nosotros, 

Entrando al reino de pronombres entrelazados. 

Bosque donde los nombres

Se disuelven y solo queda el nosotros.

Portales donde el ser se revela y se comparte 

¡Puertas donde se abre tu ser y el mío!