La última noche de mi padre el 30 de septiembre de 1981.(2009)
Terminaba la tarde y él jugaba,
jugaba con ella en sus rodillas,
jugaba con su nieta, la que amaba,
la de la risa y simpatía.
Era tan pequeña entonces
que no debe recordarlo.
Se levantó luego y me dio un abrazo,
así como les muestro, amoroso y cálido
y comenzó a subir las escaleras
con la lentitud obligada. mansamente.
Y antes de perderse saludó a todos
con la mano abierta, así como les muestro.
En mi descanso nocturno, inquieta pausa,
me sacudió la llamada álgida.
Presuroso acudí a ella sabiendo que no llegaba
a tiempo a despedirme.
Al llegar, dormía con la placidez de su alma
y el silencio de su pecho aturdió mi oído.
Ya se había ido. Le dejé mi abrazo.
y mis lágrimas!
Así, como les muestro.