Estoy aquí, nuevamente,
delante de tí,
pues tu aroma me ha recordado el camino.
Tranquilo, no digas nada,
no diré nada,
no es mi intensión molestarte.
¿Ves ese sillón?
me sentaré ahí,
frente a tí y callaré..
sellaré mis labios .. no pronunciaré palabra.
Sólo quiero observarte una vez más..
¡hace tanto que no te veo!
El sillón es cómodo
y tu compañía...
perdón, prometí callar..
¿Puedo quedarme otro poco?
El contemplarte me refresca,
incluso, tal vez,
logre escuchar tu dulce voz.
Ah! una cosa.. por favor,
ríe.. ríe mucho..
tu risa es medicina a mi melancolía.
Bueno,
es hora de irme,
perdón por mi imprudencia.
Vendré algunas tardes,
claro, si me lo permites..
pero sólo vendré..
cuando las ansias de verte no las pueda contener.
Claro está,
si mi presencia te incomoda,
ahora que salga,
ajustaré la puerta..
y no volveré....