Enciendo la luz de un fosforo,
va y viene la llama en la soledad del comedor, el penacho es mi unico horizonte, suenan los cubiertos en la mesa de silencios, no hay nada en estos pedacitos de madera al aire, voy y me despido de la anciana de la gran ciudad, a esa compañía le faltan segundos, afuera las metralletas disparan fosforos de polvora, cadaveres cubiertos de patria
con seis fosforos encendidos; Adónde van los niños con esos fosforos en un corazón de pena? Adónde van? Se acaban los minutos en este fuego apagandose en brisa, los palillos han transformado en sombra un cenizero, el país se derrumba en un fosforo, va y viene la llama en el silencio oscuro de una mesa con sonido de cuchillos.