Yo quisiera ser el mar
para envolverte en mis olas,
para recibir tu cuerpo,
para acariciarte toda,
para darte mi frescura
y acunarte suavemente,
para sentirte a tí sola.
Yo quisiera ser el mar
de aguas tibias y saladas
en el que puedas nadar
suave y leve, cual las hadas;
quisiera poder mostrar
de esa forma mi admirar
tus curvas tan bien formadas.
Pero, pensándolo bien,
prefiero seguir siendo yo,
porque el mar no tiene brazos,
él no tiene un corazón
ni un par de labios que puedan
cubrir de besos tu rostro
y demostrarte mi pasión.
El mar es frío, insensible,
eterno en su inmensidad,
y es sin duda muy hermoso;
pero yo soy amoroso
y es mi amor algo tangible,
es una fuerza invencible
que te trae felicidad.
El mar podrá refrescarte
con su salada humedad,
pero sólo yo sé amarte
y el alma entera entregarte
con toda la intensidad
que me provoca el mirarte;
¡sólo yo puedo adorarte
por toda una eternidad!-
Eduardo Ritter Bonilla.