| :: | Alegria |
| :: | Amistad |
| :: | Amor |
| :: | Angustia |
| :: | Ausencia |
| :: | Dedicatorias |
| :: | Desolación |
| :: | Distancia |
| :: | Dolor |
| :: | Encuentros |
| :: | Familia |
| :: | Fechas Especiales |
| :: | Guerra |
| :: | Humorísticas |
| :: | Ilusión |
| :: | Infantiles |
| :: | Locura |
| :: | Mensajes de Paz |
| :: | Miedo |
| :: | Nostalgia |
| :: | Olvido |
| :: | Parejas |
| :: | Patrióticos |
| :: | Pensamientos |
| :: | Personales |
| :: | Prosa Poética |
| :: | Recuerdos |
| :: | Sentimientos |
| :: | Sin Clasificar |
| :: | Soledad |
| :: | Sueños |
| :: | Surrealistas |
| :: | Tristeza |
I
Mientras sueño, pienso de verdad
mientras pienso, sueño de verdad
y en el intertanto me acomodo
para seguir la incesante marcha
que me obliga sólo a pensar,
sólo a soñar...
ésa, es la vida de verdad.
II
En medio del discurso apasionado
las palabras depositadas una a una,
urgentes por salir, liberadas,
quisieron dejarse escuchar,
describir fielmente lo que sentían,
aún siendo duras.
III
Después de un rato caminé
paso sobre paso
deslicé mis suelas por todos los espacios
que me permitieron, sin obstáculo,
palpar la humedad de tanto sudor derramado
y la sequedad de infértil sacrificio
que fue en vano.
IV
Los intensos focos me cegaron por completo
ausentándome de la realidad,
quedando atrapado en una nube oscura.
Sentí sólo latidos a mi alrededor:
los gritos desgarradores
de una espantosa realidad.
V
El tic tac del tiempo
hizo revisarme los bolsillo
más de una vez...
sólo monedas devaluadas encontré.
¿A dónde fue a parar mi fortuna
que en la vida acumulé?
¿Y el fruto del sacrificio...?
VI
Compré lo que quise,
miré las más costosas vitrinas
de diferentes latitudes,
allegué a mi piel suavidad y abrigo,
alimenté mi ego con superfluidad.
Hoy, a la distancia, me reprocho
por haber llevado mi vista
a cuestiones secundarias.
VII
Las anotaciones inundaron
en un dos por tres
centenares de páginas
de mi abultado diario.
Quise ser breve,
las intensas vivencias
no lo permitieron.
Saqué mi memoria...
ahí están,
grabadas eternamente.
VIII
Repartí valor como pude,
entregué, incluso, el mío.
Pretendí crear un ejército sólido
para derrotar lo injusto
y de esa forma vencer la mentira
para siempre.
XIX
Cuando estuve solo
me conformé acompañándome
con el grato pasado,
ése, aquél que no volverá.
Estuve rodeado de los mejores episodios
que hicieron sonreír mi existencia
y llegaron a ser mi verdadera epidermis
que me protege hasta hoy.
X
La última lágrima derramada
fue en una estación de tren
cuando era adolescente aún;
momento en que creía
en la nobleza de las palabras
y en sinceridad de los gestos.
XI
Lejos, muy lejos
casi al comenzar el camino
divisé las más nítidas huellas
que encandilaron mi conciencia:
me han servido para imitarlas,
haciéndolas mi personal derrotero.
XII
Los premios que jamás recibí:
¿Dónde están?
Tal vez quedaron en el olvido
o bien fueron a para a ajenas manos
que no los merecían.
Estoy en espera de algún día recibirlos,
aunque sea en el último discurso...
junto a mi tumba.
XIII
Tuve miedo de olvidarme de las cosas.
Quise mantenerlas siempre frescas
las tantas experiencias vividas,
que han servido de andamios
para alcanzar, algún día, las lejanas estrellas.
XIV
Cuando pude, traté de sacudirme
disimuladamente mi camisa
para quitar las tristes sombras
y falsos cuestionamientos
que cuelgan como guirnaldas.
Logré, intachablemente,
albear mi camisa.
Después me encumbré
para alcanzar el pan y el vino deseado.
XV
Para no darme por vencido
di tregua a mis instintos,
hice breves descansos
bajo la gentil sombra de la tranquilidad...
tomé vigorosas fuerzas
y enfrentarme sin temor a gigantes,
evitando tropezar en trampas
empapadas de maldad.
XVI
Despacio... ni haciendo el menor de los ruidos
construí los más ostentosos objetos
que luego fueron coronados con halagos
y que muchas veces causaron sana envidia.
Aquí, detrás de la puerta y en viejos armarios
los guardo, son la mejor reserva
para mañana y para este momento.
XVII
Cada vez que quise salir a cabalgar
lo hice por playas entibiadas de sales blancas,
allí se conservaban intactas
la grandes virtudes,
los buenos ejemplos a seguir.
No me bastó leer voluminosas enciclopedias
o tantas cuestiones abstractas;
deseé palpar una a una las páginas naturales:
la verdadera realidad.
XVIII
Preferí utilizar tinta indeleble
para escribir íntimas cartas,
deseando las lea el tiempo
en la eternidad
y si alguien se cruce con ellas
pueda apreciar
la transparencia de la pluma,
lo cortés de las palabras: serán un ejemplo.
XIX
Mis labios temblaron al besarle,
bajé mi vista, ruborizó mi cara...
mi inexperiencia de adolescente
trastabilló con torpezas burdas
que me bañaron de vergüenza.
Bueno, a nadie se le enseña a ser
el mejor galán de la tierra.
XX
Frente a fragmentos de verdad
armé rompecabezas una y otra vez.
Reubiqué de mil maneras las piezas,
usé mi experiencia, mi lógica.
Al fin, hoy, recién entiendo
la combinación perfecta:
la verdad es una sola, nada más.
XXI
Me confundí con adulaciones,
di demasiadas veces las gracias,
perdoné a cada instante, fui clemente.
Ni mi sombra recibió nada a cambio,
sólo los tibios rayos de sol le abrigaron.
Aun así, pernocto en el mejor refugio:
bajo el refulgente firmamento.
XXII
Mientras mis pies me llevaban
por polvorientos caminos,
mientras caminaba por empedradas vías,
mi espíritu reposaba en plena dicha:
feliz, vagabundeando por bucólicos lugares,
contento de andar por grandiosas urbes.
Muchas veces mis pasos fueron recompensados:
posarse en inigualables senderos.
XXIII
Debajo mi almohada
están las mejores creaciones
que soñé y atrapé de una sola vez.
Guardadas celosamente las tengo
para que nadie las mire o recree.
Durante el día duermen invisibles,
de noche despiertan joviales
esperando que les revivan.
XXIV
Siempre que desperté
miré primero el calendario, después el reloj;
quise ubicarme en el tiempo,
buscar un mejor referente
y así contar los días vividos
para planificar los años que me quedan.
Aunque las hojas del calendario
no indican la hora,
son más precisas:
señalan claramente el tiempo recorrido
y el deseo de seguir caminando.
XXV
Cuando quise descansar
me tiré de espaldas en la hierba,
me cubrí con el follaje de los árboles,
con las bandadas de pájaros,
con el firmamento completo.
Descansé como nunca,
disfruté de la contemplación de la naturaleza...
soñé lo que quería.
Descansé, tomé fuerzas.
XXVI
Para cruzar las ciudades
me vestí con trajes oscuros,
me almidoné por completo;
quise ser uno más de los transeúntes
y así confundirme entre la multitud.
A veces la corbata me ahogaba,
pero debía cruzar las urbes
como lo hacen los demás...
No tuve tiempo.
No lo perdí como los demás,
no lo perdí en largas liturgias ni vigilias,
bastó entregarles monedas
a viejos mendigos:
ellos rezaron por mí, me bendijeron.
XXVII
Los fines de semana
junto a viejos libros que ya no están
me ensayé siendo el mejor escritor,
remedé autógrafos, cambié títulos,
cruce información... todos parecidos
los escritos de esos libros.
Los que más adelante escribiré
serán distintos,
estarán hechos por mi mano y pluma:
auténticos.
XXVIII
Cuando no quise oír
cerré mis ojos,
atajé mis palabras,
pensé en el silencio...
quise ver la verdad,
tocarla.
Hoy la he visto.
Espero algún día tocarla.
XXIX
Me propuse contar uno a uno
los saludos que di y recibí;
no fui capaz. Hasta dos décadas alcancé
porque se me terminaron los números.
Creía ser gentil; pero nunca tanto.
XXX
A veces, cuando el sol brillaba sobre las aguas,
éstas, enceguecían mis sentidos;
pero estimulaban mi espíritu
y esto me servía:
podía verme reflejado tal como era.
XXXI
Después de cumplir mis sueños, mis deseos,
me subía sobre mis sandalias a buscar otros,
siempre quise alcanzar nuevas cosas.
Meta cumplida obligaba a alcanzar otra:
¿Un capricho? ¿Un lema? Tal vez;
pero era mi energía.
XXXII
Averigüé cómo se producen los colores
para pintar de bellos tonos lo gris y oscuro.
Quise pintar sonrisa, elegancia, amabilidad
y por sobre todo pintar amor,
amor verdadero.
XXXIII
Para no atorarme con tantos mensajes
miré a ninguna parte, dirigí mi vista a otro lugar
y así pude sobrevivir y estar vivo aún.
Tal vez cuando pierda mi vista,
mis sentidos o mi sentido común
será distinto: habré fracasado.
XXXIV
Cayeron de a una, levemente,
como hojas de arbusto:
miradas vinieron suaves, aterciopeladas;
vinieron a posarse en los mejores lugares
que habitan los recuerdos;
desde luego, ahí permanecen esperando
que se les revivan una a una
por el resto de la vida.
XXXV
Para cultivar las mejores acciones
me alejé a lugares intransitados,
vestí de ermitaño, pensé como ermitaño,
viví como ermitaño...
capturé las mejores formulas
para producir esas mejores acciones;
pensé distinto a los demás,
ideé mi mejor plan.
Hoy, me nutro de aquella inusual experiencia
y si es necesario la repito.
XXXVI
En los rugosos dobleces de mi pantalón
guardé algunos amuletos y estampas
que me dieron seguridad para andar
por aguas profundas y estrechos senderos.
Cada vez que los necesité, ahí estaban.
Fueron fieles hasta el final. A veces bastó
palparlos sobre la tela, sentir su tibieza.
Me acompañan hasta hoy.
XXXVII
Vi bajo el agua lo que quise ver.
Vi también la verdad, la única verdad...
Después ideé aforismos y trabalenguas
para memorizar y enseñar lo correcto.
Quise escribir en el agua. También lo conseguí.
Cuando me olvido de lo que pienso,
me voy a alejados acantilados
a leer lo que quedó escrito sobre ellas.
Repaso, estudio cada página
que me traen las olas...
XXXVIII
No quise despertarme muchas veces. Preferí dormir...
Miles de imágenes reales me hacían soñar:
¡Bello soñar!
Para despertar, me obligaba a no soñar, a sufrir;
...y con eso volvía a la realidad: la fría realidad.
XXXIX
Las canciones fueron mi alimento,
la música fue atrapada por mis oídos
desde siempre.
Antes del pan, preferí las melodías,
con ellas logré ir donde quise,
con la música caminé, estudié, soñé...
hasta hoy me emociona, la disfruto a cada momento.
XL
Cuando me faltó para comprar
me introduje en paisajes selváticos,
fui a playas solitarias...
Me sobró de todo.
Nunca más quise monedas, las hice rodar;
preferí lo natural de la vida.
XLI
Mis manos las guardo y protejo en los bolsillos,
son mi monumento, mi vital compañía.
Han dibujado, escrito y acariciado
todo lo que mis ojos sienten y ven;
son la extensión de mi alma,
sensibles a todo... también creadoras.
XLII
La luz me ayudó a no tropezar, a estudiar.
Llevé lámparas y estrellas a todos los rincones
que llevaron mis pasos.
Fue útil de día, de noche...
Ha sido mi lazarillo, poco me he equivocado.
XLIII
En madrugadas, al rayar el sol,
caminé por los más silvestres lugares
remojando pies y cuerpo
con el más puro elemento:
El rocío.
Me purificó por entero:
mi mente, mis pensamientos
y mi alma...
Me refresqué en el alborada
por completo.
XLIV
Para no perderme
seguí los mismos caminos de los demás,
me guiaron la mismas estrellas.
Cuando me sentí seguro
marqué otros rumbos
Fui donde quise...
Seguí las huellas,
también las dejé.
XLV
Mi verdadero nombre lo escribí en libros,
detallan en cada letra el sentir sincero,
lo íntimo y veraz,
la evidencia perfecta:
el silencio... el silencio legible.
| » | Total Poesias: | 99,627 |
| » | Autores Activos: | 4,260 |
| » | Total Comentarios: | 47,522 |
| » | Total Votos: | 9,266,099 |
| » | Total Envios | 159,596 |
| » | Total Lecturas | 142,892,756 |
© HGM Network S.L. || Términos y Condiciones || Protección de datos | Política de Cookies