¡Cualquiera diría que está muerta!
Yace sobre su lecho inmóvil
serena respiración, casi invisible,
las manos sobe el pecho
y la mirada impasible.
Un dulce ángel con vida,
una dulce niña casi muerta,
la soledad sentada en su cama,
llantos de los que la cercan.
¡Cualquiera diría que está muerta!
Late un corazón sin prisa,
sueña quizás, quizás viva
en otro mundo, otro lugar
en el que no respira.
Perlas derraman sus ojos,
entreabre sus labios, habla
inútil intento de sentir
la angustia que desata.
¡Cualquiera diría que está muerta!
Soledad, impotencia,
amargo sabor de boca,
quisiera arrancarle a Dios
la muerte que ella invoca.
Manos de hielo, corazón caliente,
resucita y se aparta de su lecho
la muerte que impaciente
deja el corazón desecho.
¡Cualquiera diría que está muerta!
Como ladrón al hacecho,
le robé a Dios su vida,
gustoso me la entregó
y hoy por hoy, sigue viva.