Las risas se escuchaban desde afuera,
los rostros iluminados
con sonrisa a flor de labios.
Llegó pronta,
queriendo saber quién era.
Alguien le dijo es aquél.
De espaldas.
Le pareció ver un lirio.
¿Será el destino?
No quería ser obvia,
peró él no volvía el rostro,
la impaciencia le ganaba.
Y él sin saber nada,
en la otra orilla se encontraba.
Se empezó a notar la impaciencia
que su alma ya inundaba...
¿me presentas?
preguntó a quién la acompañaba.
De seguro,
espera a que esté
más cerca.
Le llamó por su nombre...
Dios!
era toda una belleza.
Sus ojos no tenían ni una pizca de tristeza.
Su boca sonriente se acercaba a su presencia.
Cuando escuchó su voz, Dios!
el sonido era un coro de angeles
y ella, embelezada...
no quería decir nada.
Cuando lo escuchó reír...
fue un concierto sin igual,
sé que lo amó
desde la primera vez que lo vió
y lo deseó, desde antes...
cuando no sabia que al mirarte
contemplaría a un angel.