Ayer me tiraste una trenza
porque estabas enojada,
y me dejaste tirada
en el suelo olvidada.
Me puse muy triste al verte
con la cara colorada,
los ojos llenos de lágrimas
y tu maña acostumbrada.
¡No hay que ser desobediente!
tu lo sabes y no entiendes,
debes hacer tus tareas
¡Nunca olvidar tus deberes!
Y yo que te quiero tanto
en silencio te acompaño
cuando juegas, cuando duermes,
y así han pasado los años.
Te pido que no me tires
en un rincón como a nada,
pues ensucia mi vestido
y pierde color mi cara,
se destiñe mi sonrisa
que antes tanto te animara,
a llevarme a donde fuera
que tu quehacer te llamara.
Tu has crecido, ya eres grande
pronto ya no te haré falta,
no me buscarás como antes
para alegrarte la siesta
o abrazarme hasta asfixiarme,
ya no peinarás mis trenzas
arreglando mi vestido
para en tu cama sentarme.
¡Sólo te pido una cosa!
pues no quiero molestarte
no me votes de tu pieza,
búscame un lugarcito
y así, para cuando duermas,
yo aún pueda mirate.
(Un recuerdo de Tukuki)
29.04.99