Hay horas que matan.
Están cargadas de dolor,
de amarguras, de desamor.
No hay armas mas poderosas,
que estas horas que matan. ¡Balas insustanciales!
pero...balas al fin...
Aquí no hay bacterias,
aquí no hay átomos;
ni partículas que matan.
No te dañan la piel;
ni te parten los huesos.
Pero, te atraviesan las entrañas,
y el cuerpo enteró como un láser.
Quedando tu corazón, tu alma,
y tu cuerpo entero,
agonizantes...todo duele...
Recordar,caminar,comer,dormir..
Pero, si tu dejas que uno de
tus latidos, de tu acongojado
corazón,
se envuelva con una partícula
del aire,
crearás el antídoto perfecto,
la fórmula precisa,
para acabar y borrar todo el
mal que te aflige.
Sí, no lo niego,
que hay horas que matan.
Pero, si permites que entre a
tu corazón ese aire celestial.
Volverán a ti ,
nuevos sueños,
nuevas esperanzas;
y una nueva coraza que te harán
renacer.
.