Tienes herida el alma
¿y quién sabe por dónde
tu sangre mana?
En un reguero de sangre
tu alma blanca,
vacilante, se deshace.
Tu estela de amor
desvaída y brillante
púrpura agonía destila.
Tu alma late, tu corazón ya no.
¡ Oh estúpido dislate!
Mi alma busca en vano
lo que el latido fiel ya sabe.
Tienes herida el alma
¿y quién sabe por dónde
tu sangre mana?
Tienes el alma atrapada
en una luz roja de semáforo
siempre borracho,
siempre estropeado,
siempre en ti parado.
Cruzaré entre coches ciegos
de gasolina subida,
Saltaré un Golf engolfado,
sobre su música perdida,
sortearé un Audi enlutado
y me subiré a la silla
de una bici dejada a tu lado.
Y me llevaré, por un rato,
tu triste herida escondida.
Tienes herida el alma
¿y quién sabe por dónde
tu sangre mana?