Quiere librarse el alma de adorarte,
para acabar por fin con su tortura,
después de tantoas años de locura,
por el deseo incumplido de olvidarte.
¿Qué cosa me quedó después de amarte?
¿Y qué habré conseguido en mi aventura?
Medito entre la noche y su espesura,
sin conseguir, mi amor, ya no nombrarte.
Y es que esta desmedida lejanía,
ni tiene compasión del sufrimiento,
que me atormenta infame cada día.
Y aunque jamás volviese a contemplarte,
habré de conservar el sentimiento,
el sentimiento iluso de esperarte. (2006)