Me has dicho,
con ese tono errante y presuroso,
- hacerte el amor sería
algo inmenso y maravilloso -
creéme, mi bella,
que en ti, cada partícula
de piel, se derretiría,
cual pétalo al sol de enero,
sobre mi tierra,
de geografías tuyas y
países de silencios.
Me has dicho,
- contigo he cruzado el límite
del sin retorno-,
creéme mi bella,
que en cada beso
que has dejado, donde
tu lengua punzante,
bloqueó el sínodo
de mis latidos,
las adyacencias
de tus volcanes,
quemaron mi boca
sin ruego ni solsticios.
Me has dicho,
- sin ti no soy
nada-
y creéme mi bella,
que a cada mirada
de tus ojos,
me debato entre
las costumbres nuevas,
de aquellas viejas
promesas,
de aquellos nidos,
que en tu pelo,
desenredé, en la
sinopsis de mis manos
cuan la tarde caia,
y tu hasta luego
me dejó sin alientos.