Regresaron a mi mente los deseos de perderme entre las incongruencias como una necesidad de estar entre la ignorancia de las mil palabras y los deseos de libertad. Veo pasar las musas pasando de mi, con esa sonrisa de picardía, de "apáñate como puedas". Las lágrimas del abandono llegan a mi boca y las bebo como dulce néctar que calma mis deseos, el papel blanco atrae a mis ojos como un imán, lo miro como se mira un tesoro buscando en su blancura la puerta que me ayudará a escapar, a evadirme del vacío del tiempo, de la trampa mortal del títere del ser, tic-tac. La marioneta de los hilos de seda que quiere ser árbol para ser algo, se burla de mí. Mis manos tiemblan cuando mis dedos se unen a mis pensamientos y brota el manantial de las palabras como un río desbordado que calma su bravura haciendo un hermoso lago para esos pensamientos alados que nadan en él, amándolo, meciéndose como hoja seca que se siente acariciada por sus cristalinas aguas. Yo también quiero ese dulce morir, para ser después el principio de otro hermoso ser.