Yo me desligo de mis antros irreproducibles
vástagos de cal, que blanquean mi osamenta,
y al hacerlo, cada palmo, es irreductible
porque te sé devota de aquello que te tienta.
Versos que al aire le resultan trabalenguas
hangares que guardan alas y sedimentos,
el volcán de tu vientre...la impaciencia
de llegar a morirte, cuan apenas te siento.
Yo me desligo, porque subo tan de prisa
al cielo de ángeles, prestos y dormidos,
que a cada beso, nuestras lenguas eternizan
ese mágico instante...donde mueren los latidos.