Viviendo "a salto de mata",
de uno a otro lugar,
siempre en busca de alimento
y anhelando unos momentos
de escasa tranquilidad.
No hay lugar sobre la Tierra
que puedan llamar "su hogar",
teniendo que huir de otros
porque hoy en día ya no hay modo
de encontrar seguridad.
Inmensas huestes de parias,
hambrientos y desterrados
se desplazan por un mundo
salvaje y convulsionado,
en caos generalizado.
La ciudad es una trampa
mortal e inhabitable,
guarida sólo de buitres
(la escoria más despreciable)
nido infestado de ratas
(de dos y de cuatro patas).
No existe ya autoridad,
ni gobiernos, ni fronteras,
no existen ya las naciones,
sólo las vastas legiones
de humanos (almas en pena).
Y las gavillas de buitres
que viven de la rapiña,
rige la ley de la selva:
el más fuerte, el más violento,
el más cruel y truculento,
es el que ahora domina.
Humanidad sin futuro,
generaciones perdidas,
sobreviviendo a una guerra
que casi los extermina;
lame su herida este mundo;
la gente, en vano, suplica.
Se han derumbado los templos,
murieron las religiones
perseguidas con locura;
y Dios parece esconderse
dentro de los corazones,
durante la noche obscura.-
Eduardo Ritter Bonilla.
30 de Junio del 2009.