Desde que me regalaste tu cariño, soy sombra de otra sombra,
porque te siento en el aire tibio de la mañana y en el silencio nocturno de la noche, en ti mi corazón encuentra su morada el alma su silencioso mundo y tengo la certeza de tu proximidad mas honda, que si algo te pasa, siento tu angustia, si esto siento, no es tu culpa, si culpa es amar, culpable es el río cuando corre hacia el mar.
Y como no quererte, si eres como el rocío, que refresca la hierba seca, por el árido estío, mis pasos vacilantes te buscan por los caminos donde nadie ha transitado,
en el río profundo donde el arco iris lava su bandera,
y recojo el racimo que desde sus hojas
da la palmera.
Te amo como el sol, que se filtra por mi ventana
a saludarme cada mañana,
y escucho el canto de los astros que a la armonía del alma y los cielos interna en mi sombra la luz de tus ojos.
Te siento en mis brazos, sin ser mío y tu fuerza me abraza, como el viento que empuja las velas del navío, me alegra tu risas y me apena tu llanto y conmueve mi alma tu canto.