A Miguel d´Ors
A ti, amor de sonrisa de autobús
esbozada en la tarde de julio perezosa,
a ti, sonrisa descorchada en fresco champán
que ni pedí ni me bebí, sabiendo
que no puedo parar de parar en mi parada,
a ti, que ibas sentada junto a mi
hiriendo el aire con la lengua
de mi primer dolor,
de mi primer amor,
mientras cada minuto contaba las palabras
triviales que cruzabas con tu madre,
mientras yo te esperaba
a ti, antología viva de poesía
romántica francesa, a ti, que te tocaba
muerta en las páginas del libro recién comprado,
entre Vigny, Nerval y Victor Hugo,
sin pensar que un fluir de tus versos me rozaba
la piel deshidratada,
a ti, amor no más amargo que cualquier otro
que se pueda subir a un autobús
armado con tu rostro y tu sonrisa inclonables,
a ti, víctima fácil de un azar,
a ti, que me olvidaste antes del paso de cebra
atropellando mi recuerdo entero,
a ti, que aún te subes a aquel tren de Miguel,
el que perdió sin conocer esa chacarera
bailando en tu mirada,
a ti, mi más nombrable de todas las sin nombre,
a ti, que nunca leerás mis versos
(ni falta alguna te hace),
a ti, mi todo en nada,
a ti, y sólo a ti, dedicaré
sin tu cristal la próxima copa de champán,
por la que no bebí.