Todo mi ser te reclama como antes.
Te esperé, como saber si lo sabes,
al creerme, con el martirio acabé.
Amor presente, eres mía nuevamente.
Eres vidorra y luz de mi sombra,
llama que aclara mi noche oscura,
que libera al corazón de la censura,
por esta razón a mi alma asombra.
En mi jardín eres rosal florido
en el intacto hurto de mi vida.
En tu ausencia el Creador me cuida,
alejándome de los dioses perdidos,
Pues, este tu lugar nadie te quita.
Tu mano me prometió Afrodita.
Autor: Alcibíades Noceda Medina