Como recuerdo tu suave aroma,
que inundo de amor mi corazon;
con todas tus curvas suaves,
u otras pronunciadas,
y tu infinita belleza,
que trajo a mi la ilusion,
mi bien amada.
Los torogoces con su canto,
complices desde los arboles,
nuestra pasion velaban;
y alla de cuando en cuando,
ante nuestros gemidos,
los timidos venados, se espantaban.
Innumerables veces en ti sude,
y tu presta con la suavidad de la brisa, me secabas;
o serena en la noche,
mi cuerpo cansado en ti repose,
y siempre amorosa me acogistes,
mi dulce amada.
Hoy albergo la esperanza,
que algun dia sin tardanza,
podre volver a verte,
tus veredas recorrerte,
camino que siempre me espera,
desde cacaopera
pasando por el volcan cacahuatique,
hasta la labranza.