¡Por ésta herida la inmensidad,
centro en tu palma mi corazón!
Indócil de compasión
tu aleve solemnidad,
tu tristeza y alacridad,
tu mirada y tu pasión.
Y de todos, tu eternidad,
es paciencia sin ilusión,
ni por darse con caridad
tu alma y tu adoración,
ni tu fuerza de exultación
profano de lenidad,
ni la pura claridad
de tus ojos en tentación.
Un antifaz sembró emoción
y sobre tu cara… una deidad,
cambio promesas por puridad,
sin darse cuenta que el corazón
--Ahora leve cogitación—
tan solo quiso sinceridad.
¡Por ésta herida la inmensidad
centro en tu palma mi corazón!
EstertoR de AmoR
(Sánchez Riveros Yuri Leonard)
Enero - 2008