En la oscuridad no podía ver,
encendí la luz
pero no alcancé la claridad,
eran mis ojos llenos de lágrimas
los que me cegaban.
Sentía mis manos atadas,
mi boca muda,
y la sangre hirviéndome
en las venas.
Solo había una idea en mi cabeza:
Se acabo,
rompe cadenas y escapa.
Escapa al mundo de las tinieblas
de donde saliste,
donde debías estar
hace años.
¿Quién cruzo los cables
aquel día?.
¿Quién cambió el destino
dejándote colgado tu pasado
a las espaldas?
¿No habría sido mejor
que hubieran escrito
tu nombre en aquella lápida?.
Sería una lápida más pequeña.
Casi no necesitaría palabras.
Crecería el musgo sobre ella
hasta ocultarla,
y al final, nadie sabría
donde quedaste enterrada.
Ahora solo eres un muerto viviente.
Ya no podrás exigir nada
porque todo lo debes,
Estarás encadenada
al árbol que te dio la vida,
y agradecerás su fruto
aunque te amargue la existencia.