De cómplices silencios solo interrumpidos
por caricias preciosas
y cándidos gemidos,
lánguidos y dulces que adornan mis sentidos.
¡Oh, bello palpitar!.
Esmaltado y precioso de aroma de mujer:
¡Oh, dulce despertar!.
Cuando al amanecer,
me entregas deliciosa la dicha de tu ser.
Cuán bello y cuán hermoso
tu porte delicioso de eterna suavidad,
y cuán soy venturoso
por tu sensualidad,
crisol que en nos se funde, nuestra felicidad.
Ya se escondió la luna
y ya crecida y rosa, la naciente alborada,
nos observa oportuna
como tu a mi enlazada
reposas cariñosa mi dulce y bella amada.
El poeta
desconocido.
30/3/013