Busque en mis manos,
El aliento que sigue a la agonía,
Pero estas no escribían,
Se negaban… Se resistían…
Acostumbradas a escribir,
Al amor y su alegría,
Al sentimiento y la melancolía,
Hoy en el dolor estas no podían,
Pero tanta fue mi insistencia,
De explicar a su conciencia,
Que tranquilidad debía llevar,
A aquellos que me querían,
Que finalmente se doblegaron,
A mis ruegos y comenzaron,
A escribir lo que deseaba,
Ahora puedo a todos decirles,
Que estoy reconfortado,
Que vivo sin lo pasado,
Y al presente me atengo,
Sabiendo que al final tengo,
A quien legar lo expresado,
Que no sólo son palabras,
Son mi espíritu por lo amado,
Y en esto dejo plasmado,
Lo que de todos pretendo,
Amar por sobre lo efímero,
El ser que existe dentro.