Cielo que resguardó la estrella
que dio luz a mi vida,
que endulzó siempre mi querer
madre de mi madre siempre querida.
No perdiste una flor de tu jardín
ni murió el árbol del cual fui follaje.
Mírala! Es esa rosa, ese jazmín,
es ese tronco con frondoso ramaje,
Siente el calor que el sol despide,
sigue la luz que brindan las estrellas,
goza el amor que recibes y no pides
porque calor, luz y amor sigue siendo ella.
Viviste el candor de tu flor desplegada,
más aún el dolor porque se marchitara,
busca refugio en la eternidad deseada
en recuerdos hermosos de tu hija adorada.
No escribo para darte un consuelo
sino para que juntas sepamos entender,
que después de la vida existe cielo
y que en él la volveremos a ver.
Puedes notar en mi sentir escrito
rimas que no deseaba tener,
palabras saltaron de hito
esas que la prosa no quiso ceder.
“Doy gracias a Dios por haber dado vida a un rosal del cual nacieron cuatro hermosas flores y, de una de ellas, yo fui pétalo”
Viese el tallo de la flor Acariciar al cielo En su resplandor... Gracias por animar mis noches... Siento en tus palabras el calor de tu corazón....