La mar acariciaba tus pies
como si fuesen de seda,
La luna envolvia tu cabello
concediendole un semblante aterciopelado;
Tus ojos refulgian
como la mas hermosa de las estrellas,
Y yo sintiendome un principe
por el simple hecho de estar a tu lado.
El viento entonaba una suave melodia
al fluir en la arboleda,
Y con cada una de sus notas
te cantaba mi corazon enamorado;
Mas imposible me resulto expresarte
con alguna de ellas,
Como llegastes a conquistarme
con ese tu dejo triste , y de absoluto desenfado.
Asi caminamos sin cesar sobre la arena,
Por mucho tiempo silentes
tomados de la mano;
Hasta llegado el momento
en que mis labios pose sobre tu boca serena,
Inclinandome al ansia de sentirte mia
en un deseo no profano.
Comienza a rayar la aurora,
el mar se ha tornado encrespado;
Como intuyendo que ha llegado la hora,
por hoy debo alejarme de tu lado.