Te confieso, si puedo entender mis propósitos, ignorando que despertar
Cada segundo moviliza mi vida a tomar decisiones arriesgadas.
"y el viento huracanado, halló su aliento en las palabras robadas
Que se acostaban bajo las cenizas de un papel carbonizado".
He buscado dentro, donde las preguntas inventan sus anhelos,
He buscado en las caricias densas un halad de sueños; quimeras
Que aúllan en medio de la noche, buscando las raíces
De una tristeza muy profunda. Y lo cierto, que por más que busco
Un lugar en mi corazón donde quedarme, las esperas desvanecen
En cada recuerdo que mortifico.
En esta reflexión de mí mismo, converso con el espejo,
Cuando aún la noche es joven. Quiero estar presente deleitando mis miserias,
Escupir al suelo la sangre seca que se aferra a mis venas.
Quiero dejar que este dolor que vive dentro con su propio egoísmo,
Se marche y deje una huella lo más invisible posible.
Quiero caminar con la suficiente fuerza, sostener con la dignidad que se aguarda
En algún confín de mí alma, ese destello de paciencia
Que alargue mis palabras hasta el amanecer.
Rendirme al sopesar y al calibrar los egos invertidos por no entender
El concepto del amor. No soy nadie en este inmenso mundo.
Y fui ingenuo al pensar que mis actos cambiarían la vida de cualquier
Otra persona ajena a mí. Pensé que mi tierna mirada, mis caricias hablarían
Cuando no había nada que decir, pensé que el destino dibujaría en un mapa mudo
Una vida sin sobresaltos, dibujaría una vida placentera, sencilla, envuelta
En gratos momentos. Pensé que uno viene al mundo con propósitos,
Y que estos mellan la manera de hacerte un hombre cuerdo y cabal, pero. aunque siento
Que mí vocación elude un paraíso, la realidad se asemeja más a la visión de un espejismo
Visto desde un ancho mar en oleaje.
No estoy muerto, ni pretendo estarlo, pero sí es cierto, que en mis entrañas
Pertenezco más a un peregrino que muda sus escamas entre lágrimas, mientras espero
El sigilo de la muerte abrir la puerta del alma.
No quiero morir, pero, ¿Y si por lo qué fuera, ya me siento muerto?
Que importa que desee, si el espíritu dejó de acompañarme cuando perdí
De vista la silueta de sus ojos, cuando dejé de ver su vena del ojo izquierdo.
Hoy lucho, por tan solo vivir; vivir esta vida dignamente, arropando al tumor que se acopla
Dentro de mi ser y hacen de mis díasuna incógnita.
Le abro la puerta a la voluntad, y no dejo de ver por las noches lo inmenso ( el infinito ) del cielo, las estrellas. Me entretengo en buscar una estrella en particular, para ponerle un nombre,
Para poder hablarla en noches cómo esta, en las que siento como la fortaleza de mía ser
Se tambalea por la delgada línea de la melancolía.
Y cuando escribo. Y me leas, seas quien seas, estés donde estés. En tu imaginación
Me pondrás un rostro y dibujarás los contornos, colorearás las paredes de mi habitación,
Imaginarás el escritorio donde escribo cada palabra adentrando en un mundo visceral
Del que ya no podrás huir. Cuándo me leas, en alguna parte del mundo yo estaré
Con la voz mudada haciendo frente a mis desdichas, coloreando los grises fúnebres
De un cielo estampado en rimas de una poesía extinguida, conversando con los lagrimares
Que proyectan un ancho mar, muriendo al gusto de la sal cerca del paladar.