Al contacto con tus labios,
mi boca se torna en fuente
desbordante de ternura,
al saborear la dulzura
de tu piel tersa y caliente.
Al contacto con tu cuerpo,
mis manos se vuelven ramas
multiplicando sus dedos,
transformando mis caricias
en leves suspiros quedos,
cuando dices que me amas.
Al encontrar tus miradas,
mis ojos se vuelven llamas
devorando tu hermosura;
tus facciones adoradas
son la magia que derramas
con tanta gracia y finura.
Al contacto de mi oído
con tus ardientes palabras,
retumba mi corazón
y aguarda, en cada latido,
a que tu pecho le abras
y formes en él su nido;
mi corazón se ha rendido
a tí, en completa adoración.-