Asimismo vosotras,mujeres,estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra,sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos,de adornos de oro o de vestidos lujosos,
sino el interno,el del corazón,en el incorruptible ornato de espíritu afable y apacible,que es de grande estima delante de Dios.
Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos,
como Sara obedecía Abraham,llamándole señor,de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien,sin temer ninguna amenaza.
Vosotros,maridos,igualmente,vivid con ellas sabiamente,dando honor a la mujer como a vaso más frágil,y como a coherederas de la gracia de la vida,para que vuestras oraciones no tengan estorbo. 1 PEDRO 3:1-7.