Tú debes ser sin duda
mi luz y mi sombra;
debes ser mi asfixia
y mi oxígeno.
Sin duda mi camino seguro
y mi extravío.
Tú debes ser mi frío
y mi calor.
Tú debes ser mi amor
y mi amorío.
Debes de ser mi sueño a toda costa,
a todo vapor,
antes que el tiempo lo disuelva,
debes de ser corona de mis sienes,
guirnalda de mi corazón
con esa sutileza de suspiros
que empiezan interminables
y fugaces,
debes de ser mis guerras
y mis paces,
mi inercia y mi violencia,
mi energía y mi desaliento,
mi osadía y mi postración,
mi cuidado absoluto y mi descuido.
¡Ay! Si tanto te callas,
si me niegas tu voz,
¿Cómo escuchar los seres que en silencio
sólo me hablan de Dios?
Heriberto Bravo Bravo SS.CC