Dulces ríos que corréis hacia el mar.
Mar al cual vence siempre el sol…
Hacia él lo eleva en vapor, en brillante nube.
Nubes que después de distraer adornar y jugar,
bajáis cansadas, pesadas gotas de lluvia.
Agua viva que sustentaste mi placenta;
hogar tibio y seguro, maternal y noble.
Agua existo porque aún no te has ido,
pues tres partes de tí, mi ser conforman.
Me tienes viva pues sigues aquí conmigo.
Por tí al creador dar siempre gracias debería
Por ti y tanto más que nos prodiga noche y día…
De no ser por tí, ni lágrimas habría en mis ojos.
Secos sin ti, frágiles se astillarían mis huesos,
y triste en deshidratación el mundo acabaría.
Hacia todos aquellos que te contaminan,
también yo, que no te cuidamos siento enojo!
Te aprecio agua noble y pura, salada o dulce.
Y como los enamorados siempre dicen,
yo sí, en verdad, si tú me faltaras, moriría!
West Jordan, Septiembre 1, 2006
7:00 a.m.