"Deshojar un recuerdo se convierte en un trabajo lleno de rocio; como un campo de lirios y cerezos, donde me vieras sin estar conmigo". ANTONIO CARVAJAL.
A veces,
en esas horas silenciosas de la noche,
cerca del alba,
ó antes,
cuándo escribimos unos versos,
en un leve pestañear del tiempo,
en lo que dura un pensamiento,
miramos la callada quietud,
de un bello momento,
que pasó durante el dia,
ó mucho antes,
en cualquier momento de nuestra vida.
Entonces,
es cuándo nos paramos,
en esa tibieza de quietud de silencio,
y esbozamos una sonrisa,
ó asoman unas lágrimas,
que no llegan a mojarnos,
ni siquiera por dentro.
Puede ser un recuerdo,
una mirada, una sonrisa,
ó un beso,
un momento tan rápido,
que impregna en un segundo,
nuestra alma,
y no nos deja caer en el sueño.
Momentos,
ahí están siempre,
durmiendo en nuestra mente,
solo salen a la luz,
cuándo soñamos despiertos,
ó cuándo miramos la vida hacia atrás,
como si pasáramos las hojas,
de un libro solo nuestro.