Cada hombre, como un barco,
va siguiendo un derrotero
por los mares de la vida;
a veces, se pierde el rumbo
y va rodando por el mundo
con la brújula perdida.
Pero en verdad, no se aparta
por mucho tiempo del rumbo
que le señala el destino;
cada cual tiene trazado
desde un remoto pasado,
con detalle, su camino.
Si vive cierta experiencia,
ciertas cosas, en su vida
es porque ya su conciencia
reconoce, a cierta ciencia,
cual debe ser su sendero,
su camino verdadero,
y la vivencia requerida.
Nadie escapa a su destino
ni extravía la dirección
en esta vida presente;
todos saben su camino,
consciente ó inconscientemente,
y el avance es permanente
y el aprendizaje, continuo.-