Padre yo sé que tú eres el camino
pero hoy a ti vengo a pedirte
me dejes ser yo el camino,
y tú el caminante,
el caminante de seguras y fuertes pisadas,
para que asi tú dejes en mí
tu huellas marcadas
y tenga yo tan sólo que pisarlas
para saber hacia donde ir.
Padre quien te habla es tu hijo
uno de corazón inmenso,
pero también un poco Judas el que con un beso te -
vendió
y que por 30 monedas tu vida entregó,
y el que hoy por más o menos ya no entrega la tuya
sino mas bien a la parte nebulosa de la vida -
entrega la suya.
Padre soy un poco Pedro
el que 3 veces te negó,
pero ahora quizá en otra versión,
en la versión del que se niega a tener feliz el -
corazón
del que a veces
niega sus ideales y su sentir
ántes de que rompa el alba,
pero Padre también soy el Manto de Turín
aquel que puso calma
a tu fin,
aquel que te cubrió y que contigo se quedó.
Padre excusame por sentirme el Manto de Turín
mas yo quiero que tú seas mi Manto de Turín,
y asi cuando ya esté cansado de tus huellas en el-
camino seguir,
cuando ya no tenga por monedas nada más que -
cambiar,
cuando ya no tenga más que negar,
seas tú el que ponga calma a mi fin.