Mis ojos son aceitunas,
de una bonita tierra,
por el sol bendecida,
tientos y seguidillas.
En mi piel llevo la esencia,
de su aire caliente,
y el gracejo en mi boca,
de “toos” sus soleares.
Querida Andalucía,
de grana y oro sus gentes,
de sangre y fuego sus tradiciones,
te quiero tal como eres.
Mi pelo negro azabache,
y la mirada tostada,
como la noche cerrada,
con los olivares de frente.
Al oscurecer el día la luna,
viene a vernos primero,
luego da la vuelta,
y se asoma al resto del mundo.
Mis ojos son aceitunas,
de las gentes sureñas,
corriendo por mis venas,
de Andalucía sus chispas.