A los pies la ciudad, paisajes de luces,
cafés con encanto, perfume de mujer
ricos lujos, también puede enceguecer.
¿Quien no murió una vez y tantas veces?
Calles con frutas, cuidad así anochece,
muchas gentes muy cerca roncan o gimen,
esbelta figura de metal circunda crimen.
Blanco y negro en museo de arte amanece.
En este tiempo son cortos los pecados,
encendidas están tizónes piadosos
en espera de los cuerpos dolosos,
buscando perfección están calcinados
pero, más hay en el vil remordimiento,
en contrición es solo un momento.
Autor: Alcibíades Noceda Medina