Aquel amor
Pero no amor cualquiera
amor de, dulzura del ayer
cuando de la mano te tome
y note, como se erizo tu piel.
Cuantos años de juegos, de besos furtivos
juego de niñez, dé cuentos de hadas
de jugar a papá y mamá.
Todo tan bello, como olvidar
esos recuerdos, perdidos en el tiempo.
Hoy me apoyo, en el árbol donde un día
tallamos nuestro nombré, con el juramento
de amor.
El árbol creció, el tiempo paso
un día partimos, y solo quedo
el recuerdo del árbol, con nuestros
nombres como recuerdo, de un amor
de niñez.
Tan solo para ti.
Más si un día regresas, yo estaré allí.
Por
Jorge Tavárez
Puerto Rico/Usa