El cielo me está tan lejos, así como me estás Tú,
inalcanzable, ni con mis manos, ni con mi cuerpo,
ni con este Amor enorme que por tí siento.
He querido alcanzar lo inaccesible, debí saberlo
en el momento en que te conocí, lo presentía,
y algo me lo advertía...
Pero no supe anteponer el pensamiento
y entreguè mi corazón,
debí escuchar mejor a la razón
y obviar el sentimiento...
Hoy, no me lamento,
porque conocí contigo la emoción
y descubrí pasiones
que antes jamás con nadie había descubierto.
Aunque lo siento,
porque ya en mi alma no hay espacio
para otro sufrimiento.
Debo seguir mi camino, quizás un día,
en otra vida,
volvamos a tener otro encuentro.
Entonces sí cariño, no habrá tristezas,
ni habrá recuerdos,
allí estarán mi cuerpo y mi pasión,
y habrá un Amor Eterno...