Me amaste primero pero yo te amo más,
desde que te conocí la gloria entró en mi alma,
tu sonrisa conquistó mi corazón.
Tu amor ha subyugado a mi espíritu,
inmensa gracia le ha dado a mi vida,
quiero gozar siempre de tu compañía.
Como raudal incontenible brota el amor,
nada hay que pueda apartarme de tí,
en tu paciencia fiel está la dicha,
en el amor está la esperanza.
Alta como los cielos es la luz de tu amor,
es un fanal esplendoroso que me guía,
eterna luz que centellea hasta el infinito.
Tu alma pura y limpia me guía con su luz,
siguiendo tus luces amor siempre tendré,
tu faro seguiré y la felicidad alcanzaré.
Lupercio de Providencia