Esos ojos que cautivan
y esa boca
que provoca,
y a mis sentidos avivan.
De este bello bienestar
que en ti siento,
mi contento
crece en mi alma al contemplar
al verte de amor temblar,
al sentirme
y redimirme
al albor del buen amar.
Dulce paloma sencilla
avecilla,
que conmigo has de volar,
ven a dar
conmigo los bellos vuelos,
en los cielos
do navegan blancas nubes
y tú subes,
para a mi alma dar consuelos
y desvelos,
mitigar.
Cuánto amor paloma mía
te daría,
del amor que mi alma tiene
y sostiene,
al ver tu fresca alegría
y retiene,
la dulzura que en ti yace
y satisface
a mi alma y quita el dolor
al rubor,
que de tus mejillas nace,
con tu amor.
Por eso tu alma me place
mi querida Blanca flor.
El poeta
desconocido
15/11/013