Al salir de mi capullo,
y yo levanté la frente,
tus manos me acariciaron
al verme tan diferente.
Aun posada entre tus manos
me siento con libertad
para volar por el mundo
disfrutando su beldad.
Tu alma siempre generosa,
me regaló lo mejor, me agasajaron tus manos
y mi vuelo así empezó.
Ahora que voy por el aire,
impregnándome de gozo,
me poso sobre las flores
de pétalos armoniosos.
Volando sin rumbo fijo,
por derroteros sin par,
encontré llenos de amor
unos labios que besar.
Este amor que tanto quiero,
lo guardo en mi corazón,
va embelleciendo mis días,
con colores, de cariño e ilusión.
Chelo Álvarez
©Derechos reservados.