Los paredones ahora hablaron por mí en juicio
y por los que no tienen o nunca tuvieron voces.
Dialogo de signos entabla conversación en silencio
reclama en su hablar etéreo, a los déspotas atroces.
Hoy miro las leyendas y en él aleteo una muda risa,
cuelga calendario con imágenes no tan remota,
son de ayer, a pesar el tiempo va de prisa.
Marcas ya deslucidas a pesar, aun me alborota.
El tren de todos los días no silencia historia,
gritan los ladrillos rojos sin el retoque pulcro,
los de sin nombres ahí refrescan sus memorias
los que son NN en algún desconocido sepulcro.
Mis mejores años quedaron ataviados con ellos
cuando mirábamos el mundo boca arriba,
soñando darle a la bandera lucero mas bello.
El atraso de la misma sociedad nos derriba.
Estrepitoso parloteo arenga argamasa pringado
en él se refleja sudor de mis rebeldes amigos,
el fluido pegajoso en ladrillos quedó impregnado.
Arriba pende el cielo y abajo aun los látigos.
El muro no calla, sus plásticas son constantes,
grifo de sangre acalló la ansiada libertad.
Hoy solo sé llorar, ya no tengo el valor de antes
ni la magia de un verso veo con claridad.
Autor: Alcibíades Noceda Medina