Sabes que la tristeza del mundo
No fue hecha para vos,
Por eso yo, modestamente,
Me atrevo a cargarla en mi alma
Y arroparla como aun niño desnudo
Y cubrirla
Y llevarla por esos lugares donde nunca osarías a ir.
La tristeza del mundo
No fue hecha para vos,
Por eso yo la transporto desde el alba
Hasta que caen las oscuras sombras
Y la protejo como si fuese mía,
La siento como mía
Y tal vez por esto es mía.
Sabes que la tristeza del mundo
No fue hecha para vos,
Por eso yo la encierro
En este habitáculo de esperanza
Y silencioso propongo un pacto
Entre ella y vos,
Para que no te sientas triste
Al contemplar el mundo
Con tus ojos serenos.
La tristeza del mundo
No fue hecha para vos,
Y quizás tampoco para mí
Pero en las vicisitudes y vaivenes de la vida,
A pesar de alegrías y júbilos,
La tristeza del mundo
Oscura y lóbrega
Me pertenece.
Sabes que la tristeza del mundo
No fue hecha para vos,
Por eso yo la deposito
A la siniestra de mi esqueleto
Para sentirla brotar dentro de mis arterias,
Conjugarse con mi sangre,
Vibrar en mi sístole y diástole,
Enredarse por mis aurículas,
Frenarse en la coronaria
Salvando el by pass
Trepando por la yugular
Latiendo por las venas
De norte a sur,
Hasta que todo mi cuerpo
Se oxigene y se libere
De la tristeza del mundo
Que no fue hecha para vos
Ni para el mundo
Si no para esta maquina mortal
Que necesita aceitar sus piezas alguna vez.