El temor me circunda,
camina por ahí;
como modelo entre reflectores.
Un temor al que no temo,
pues convivo con el
desde todos los días,
pasa a mi lado, me empuja.
Un temor que dejo de ser miedo,
un temor que dejo de ser posible,
un temor que se reafirma como tal
y se convierte en realidad.
Es un temor sin par,
un temor al que cualquiera temería,
un temor frente al que nadie es valiente,
un tenor que nadie ha superado.
Aquel temor esta aquí hoy,
conmigo, a mi lado,
es un temor que no es temor,
más bien es un amigo.
Es mas como un fantasma,
es mas como la dulce soledad,
es mi realidad, mi presente,
mi pasado y mi futuro.
El temor ya no lo es más
y su rol se vuelve cotidiano,
tan presente
que ya es autónomo,
volviéndose omnipresente.
cristopher antonio moraga
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28/07/10