Ella aparece radiante de lejos,
en el silencio despierta a la dicha,
desde los cielos tan llenos de gloria,
la trae el viento en una carroza.
Es tan hermosa su suave silueta,
como una nube reflejo del sol,
tal vez quisiera tener su mirada,
en un instante de paz, y de amor.
De su sonrisa resurge el ensueño,
de golondrinas en danza triunfal,
son tan felices las flores del parque,
cantan las hojas de pura bondad.
Sobre mi esencia cual luz que renueva,
llega de pronto la dicha sin par,
un girasol ilumina mis días,
en el ocaso del sol que se va.
Lupercio de Providencia