El día que gritaste,
me asusté mucho,
pensé que te perdía,
perdí la confianza,
que en es momento había generado mi alma,
ese día me alejé,
me escondí muy lejos,
para que no me vieras,
no podía pensar,
solo alejarme de vos,
me hacía bien en ese momento,
no sentí la paz en tu mirada,
tampoco las acaricias de tu alma,
pero estando lejos comprendí,
que ese dolor que sentía,
me hacía amarte más todavía,
porque detrás de tus gritos,
escondes un ser muy mimado,
muy tembloroso e inestable,
un corazón tierno,
confuso pero entero,
y tus gritos reclamaban mi perdón,
tu vos suave gritaba,
el amor de tu alma,
salía enloquecido,
buscando mis ojos,
advirtieron tu pasión,
tu gran confusión,
entre tu vos entrecortada,
descubrí la ternura que ocultabas,
de alguien que pide a gritos,
que lo amen con pasión y locura,
más yo te prometo,
que lo haré con devosión y desmesura,
gastaré todos mis males,
para saborear todos tus bienes,
en la locura de tus ojos,
y tu alma tan inquieta,
vuelvo a tu amor,
que me desvela y atormenta,
todos los días como una veleta...
LUNAFRIA