Lo decidí de repente, muy temprano.
Mi primera visión, verte parado allí,
sintiendo la tierna caricia de tu mano.
Removiéndome en mi cama presentí,
que estaríamos pronto a merced de Vulcano.
Lo decidí de repente, mientras tanto…
Durante nuestra charla habitual de las mañanas,
húmedos mis labios, traté de provocarte,
regalándote el brillo especial de mis miradas,
algo a lo que nunca has logrado resignarte.
Lo decidí de repente, y con locura…
Dejé arder la chispa del volcán de los deseos,
fueron besos, mordiscos, lameteos, caricias…
Recorrimos la casa en loco devaneo
y fue la amplitud de nuestro lecho, una delicia.
Lo decidí de repente, y fue muy bello…
Sentirte con ardor, estrujándome en tus brazos,
palpando en nuestros sexos, la humedad extrema,
logrando el estallido de diques en pedazos,
recobrando luego, la calma mas serena
® Susana Valenzuela
24-10-09