Cantabas en el mar, así te recuerdo
como las olas quebrándose en la roca
y como ellas eras alto y azul
y hecho de atardeceres rojos.
Único heredero de las noches destruídas,
vastedad de huracanes y negros ruidos.
Tu silencio es el que puebla esta tierra
de soledades y campanas ensordecidas.
Boina gris de aquel poeta chileno,
cielo desde una isla solitaria.
Te recuerdo más allá de tus ojos
en este otoño distante
en que me quemaba la brasa de tus labios.
Hemos perdido estas redes,
estos paracaídas oceánicos
infinitamente amarrados a tus manos.
Nadie vio ese cerro lejano
donde se anidaba tu pelo en el barro.
Azul retorcido en mi alma,
he visto que temblaba la noche
y han venido a dormirse en tu ventana callada
los solitarios nogales.
A veces, como una moneda en el aire
o como los mástiles que burlan el viento,
era tu amor así, como las nubes y los pájaros:
Libres, azules, nostálgicos.
Tú pertenecías a la niebla,
al viento y a las rocas
y en tus manos descansaban
las ruinas de las batallas.
De amapola, agua y alambre
están hechas tus palabras.
Me miran como tú las estrellas y las algas
y como yo, cantan tu nombre a la nada.
ROSA
RGG