Nadie puede negar este milagro,
nuestro amor se alimenta de una rosa,
tan roja como la sangre del mártir,
Aquel que hoy es la fuente del amor.
Tantos rostros pasaron por mi vida,
tantas hogueras encendidas sin razón,
mariposas pintadas de promesas,
sentimientos ahogados en su fe.
Como ángel en la tierra prometida,
fuiste el faro de la vida y el amor,
si me extraviaba en mil locuras,
tu cariño era guía del perdón.
Como ángel que cura las heridas,
Me ayudaste sin trabajo a renacer,
Cuidaste de mi vida con paciencia
Y tu amor hizo latir mi corazón.
Nadie podrá decir que hay otro ser,
que perdona el error sin una duda,
abriendo las puertas de su alma,
y entregando su vida por amor.
AUTOR: IVAN CARRASCO AKIYAMA /PSEUDÓNIMO: D_amadore