Es algo muy habitual,
a una hora quedar
y luego tener que esperar,
porque el otro no es puntual.
Tu tiempo te has de tomar,
si has concertado una cita,
y esto te posibilita,
que puedas a la hora llegar.
El que es, normalmente, puntual,
está pregonando a la audiencia,
un signo y una evidencia,
de que es un hombre formal.
Pero el que tarde ha llegado,
aunque mil excusas tenga,
que con cuentos no me venga,
pues es un maleducado.
El que por hábito, insisto,
no llega nunca a la hora,
por causa de su demora,
por todos está mal visto.
Llegar a tiempo es un reto,
que con la cita se adquiere,
y el que así no lo cumpliere,
me está faltando al respeto.